Maroš Krivý and Leonard Ma, “Los límites de la ciudad habitable: del Homo sapiens al Homo capuchino,” Revista PLOT 45 (2018), 13–19.
Spanish translation of the Avery Review essay.
“¿Qué ocurrió con el urbanismo?”, se preguntaba Rem Koolhaas en 1995, describiendo la paradójica desaparición de la disciplina en el momento en que la condición urbana parecía ubicua. Frente al triunfo global de la urbanización, la ciudad dejó de existir y sus reglas tradicionales y precedentes, junto con sus fundamentos ontológicos, se transformaron hasta el punto de ser irreconocibles. Los urbanistas parecían condenados a la irrelevancia, atrapados en el “tardío redescubrimiento de las virtudes de la ciudad clásica en el momento de su imposibilidad definitiva”. Es quizás revelador, entonces, que la cuestión urbana ocupara un lugar central en la Propuesta de Habitabilidad de Al Gore, presentada pocos años después, con un enfoque de preservación de los espacios verdes, reducción de la congestión vehicular y fomento de la participación comunitaria al mismo tiempo que aumentaba la competitividad de las ciudades. Si bien el urbanismo parecía condenado a la irrelevancia, los urbanistas no corrían la misma suerte, investidos de una nueva tarea que cautivó la imaginación popular: el diseño de la ciudad habitable.
Spanish translation of the Avery Review essay.
“¿Qué ocurrió con el urbanismo?”, se preguntaba Rem Koolhaas en 1995, describiendo la paradójica desaparición de la disciplina en el momento en que la condición urbana parecía ubicua. Frente al triunfo global de la urbanización, la ciudad dejó de existir y sus reglas tradicionales y precedentes, junto con sus fundamentos ontológicos, se transformaron hasta el punto de ser irreconocibles. Los urbanistas parecían condenados a la irrelevancia, atrapados en el “tardío redescubrimiento de las virtudes de la ciudad clásica en el momento de su imposibilidad definitiva”. Es quizás revelador, entonces, que la cuestión urbana ocupara un lugar central en la Propuesta de Habitabilidad de Al Gore, presentada pocos años después, con un enfoque de preservación de los espacios verdes, reducción de la congestión vehicular y fomento de la participación comunitaria al mismo tiempo que aumentaba la competitividad de las ciudades. Si bien el urbanismo parecía condenado a la irrelevancia, los urbanistas no corrían la misma suerte, investidos de una nueva tarea que cautivó la imaginación popular: el diseño de la ciudad habitable.